miércoles, 10 de octubre de 2012
Lo que el me hacía sentir no se comparaba con nada, el no era esa persona en la que pensaba cada segundo del día, pero cuando lo hacía sonreía. Tampoco me hacía temblar las piernas cuando hablábamos, ni me daba tampoco mucha sed. A veces lo odiaba y otras veces lo amaba, no deseaba soñar con el cada noche, pero cuando lo hacía sonreía. Tampoco se le notaba que cuando caminábamos juntos el iba en un mundo y yo en otro, realmente lográbamos caminar por el mismo sendero, realmente me hacía sentir segura a su lado, como que no me pasaría nada malo. El no era el niño más bonito del mundo, o del colegio, ni siquiera para mi lo era, pero me hacía sonreír, y eso valía mas que nada.
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